ACERCA DEL SÍNDROME DE BURNOUT:
Lic. Carlos Reinaldo Miranda
INTRODUCCIÓN:
Madadayo (1993) es la última película que filmó
Akiro Kurosawa. Cuenta la historia de un
profesor universitario en el Japón dela
pre guerra. Prestigioso para sus colegas, reconocido y valorado por sus
alumnos pierde su lugar de privilegio al ser jubilado por su edad. Pero esto no
lo afecta, como tampoco el ingreso de Japón en la guerra y la partida de muchos
de sus alumnos al frente de batalla con todas sus consecuencias. Continua
viviendo felizmente, imperturbable recibiendo a sus ex alumnos mientras su
alrededor es atravesado por el triunfalismo de la primera etapa de la guerra,
luego por los bombardeos donde su casa es destruida, por las bombas atómicas en
Hiroshima y Nagasaki y por la rendición y ocupación de Japón. Sus ex alumnos
construyen una casa para su querido profesor y en ella se instala una gata
(Nora) que al principio es echada pero finalmente es adoptada por el profesor.
Al poco tiempo la gata desaparece y esto le provoca una profunda depresión que
lo lleva a la muerte. Soporto la guerra, los bombardeos, la destrucción de su
casa, las bombas atómicas, la rendición y ocupación de su país pero no soporto la desaparición de
la gata.
Este fenómeno es conocido como estrés
postraumático. El sujeto es atravesado por una serie de eventos traumáticos que
no son procesados adecuadamente, que lo van desgastando generando una mayor
vulnerabilidad, reduciendo el umbral de tolerancia al punto que un mínimo
estimulo provoca una respuesta
desproporcionada.
SÍNDROME
DE BURNOUT:
El síndrome de burnout es una respuesta
prolongada de estrés ante los factores estresantes emocionales e
interpersonales que se presentan en el trabajo, que incluye fatiga crónica,
ineficacia y negación de lo ocurrido.
También llamado síndrome de desgaste
profesional o síndrome de desgaste ocupacional (SDO) o síndrome del trabajador
desgastado o síndrome del trabajador consumido o incluso síndrome de quemarse
por el trabajo como también síndrome de la cabeza quemada. Se expresa mediante
síntomas físicos, psicológicos y sociales.
El Síndrome de Burnout no se encuentra
reconocido específicamente en el DSM-IV pero puede ser
encuadrado como un Trastorno de Ansiedad por Estrés Postraumático.
La población más vulnerable a padecer este
síndrome son los profesionales en los que se observa la existencia de
interacciones humanas profesional/trabajador-cliente/paciente/usuario de carácter
intenso y/o duradero. Dichos profesionales pueden ser caracterizados como de
desempeño satisfactorio, comprometidos con su trabajo y con altas expectativas
respecto a las metas que se proponen, en las que el Burnout se desarrolla como
respuesta a estrés constante y
sobrecarga laboral.
El síndrome de burnout es muy frecuente en
personal sanitario (médicos, enfermeras/os, psicólogas/os, psiquiatras,
terapeutas ocupacionales, terapeutas familiares y consejeros matrimoniales, así
como también personal administrativo) y docente, no escapando por cierto otros
profesionales como deportistas de élite, tele
operadores (operadores de Centros de llamadas), y en general, en diversas profesiones de
las que actualmente, se observa un creciente interés por analizar.
SÍNTOMAS:
Lo principal es un fuerte sentimiento de
impotencia, ya que desde el momento de levantarse ya se siente cansado. El
trabajo no tiene fin y, a pesar de que se hace todo para cumplir con los
compromisos, el trabajo nunca se termina. La persona que lo padece se vuelve anhedónica, es decir, que lo
que anteriormente era motivo de alegría ahora no lo es, en otras palabras,
pierde la capacidad de disfrutar. Aun cuando se tiene tiempo, se siente siempre
estresado. A diferencia de lo que ocurría al principio, el trabajo ya no
produce incentivos para la persona afectada con burnout. Visto por otras
personas, aparenta sensibilidad, depresión e insatisfacción.
A los propios síntomas del estrés a nivel
corporal se suman múltiples molestias: insomnio, dolor de cabeza, mareos, dolores musculares, trastornos
digestivos, infecciones, manchas o
afecciones en la piel, trastornos respiratorios y circulatorios o digestivos
(variaciones en el peso).
El burnout suele definirse a través de tres
dimensiones:
·
Agotamiento: es la sensación de ya no ser capaz de ofrecer
más de sí mismo(a) a nivel emocional;
·
Escepticismo:
es una actitud distante hacia el trabajo, hacia las personas a las que se está
ofreciendo el servicio y también hacia los compañeros de trabajo;
·
Ineficacia:
es la sensación de que no se están llevando a cabo debidamente las tareas y de
que se es incompetente en el trabajo.
GRADOS
EN EL SÍNDROME DE BURNOUT:
Como
en toda manifestación patológica de conducta, existen diferentes grados
que son una escalera de gravedad, en la cual una vez adquirida una
gravedad mayor es difícil retornar a niveles inferiores a menos que se adquieran
técnicas de afrontamiento adecuadas. Así el síndrome de burnout puede
ser:
•
Leve: se comienzan a presentar síntomas
vagos e inespecíficos. La persona
afectada se vuelve poco operativa.
• Moderado: pueden aparecer trastornos
del sueño y de la alimentación, déficit en la atención y en la concentración,
tendencia a la automedicación.
•
Grave: se desarrolla aversión por la tarea,
cinismo hacia la profesión y los pacientes/clientes/usuarios, lo cual lleva a
mayor ausentismo laboral y frecuentemente, al abuso de alcohol y
fármacos.
•
Extrema: caracterizado por crisis
existenciales severas que llevan al aislamiento, depresión crónica o enfermedades
psicosomáticas.
CAUSAS:
El síndrome burnout suele deberse a
múltiples causas, y se origina principalmente en las profesiones de alto
contacto con personas, con horarios de trabajo excesivos. Se ha encontrado en
múltiples investigaciones que el síndrome ataca especialmente cuando el trabajo
supera las ocho horas diarias, cuando no se ha cambiado de ambiente laboral en
largos periodos de tiempo y cuando la remuneración económica es inadecuada. El
desgaste ocupacional también sucede por las inconformidades con los compañeros
y superiores cuando lo tratan de manera incorrecta, esto depende de tener un
pésimo clima laboral donde se encuentran áreas de trabajo en donde las
condiciones de trabajo son inhumanas.
FRASES COMUNES EN
AFECTADOS:
·
No soporto más, no
aguanto más. Quiero ponerles una bomba a todos y que revienten. (a la
institución).
- · Son todos unos inútiles. La única que trabaja con responsabilidad soy yo. Ninguno se calienta. Yo voy a hacer lo mismo y que se arreglen.
- · Falta reconocimiento y apoyo por los esfuerzos que hago. Trato de capacitarme, mejorar y avanzar y nada. Gano lo mismo que los demás. (No pensar ni equivocado, para que si igual se vive, y además corres el riesgo que te bauticen GIL - Las cuarenta. Tango.-)
- · Siempre pensé que desde este lugar podría ayudar y servir a las personas y me encontré con las limitaciones, condicionamientos y desagradecimiento de la estructura, de mis compañeros y de la misma gente que quiero ayudar. (Con una llaga en el pecho, con mis sueño hecho pedazos que se rompió en un abrazo que le diera la verdad. - Las cuarenta. Tango.)-
- · No tengo ganas de nada. Salgo del trabajo y lo único que quiero es ir a dormir.
ANTÍDOTOS:
·
Implicarse en
actividades externas al trabajo.
·
Intensificar y
revalorizar las relaciones personales y familiares.
·
Planificar y
desarrollar actividades de ocio y sociales.
·
Tener tiempo y
espacio para el juego y la recreación.
·
No saltear períodos
de vacaciones
·
Desarrollar actividad
física.
PREVENCIÓN:
Existen tres niveles de prevención
aplicables en el campo psicológico.
- Prevención primaria:
para quienes no han sido afectados por lo que se quiere evitar.
- Prevención Secundaria:
para quienes están afectados en grado leve.
- Prevención Terciaria:
para quienes están afectados en grado moderado y grave.
SÍNDROME
DE BURNOUT Y GÉNERO;
- Respecto
al género, diversas investigaciones apuntan a que las mujeres son las que
presentan mayor prevalencia que los hombres. Que afecta la salud y los
derechos humanos de las personas.
- Que
como resultado de la desigualdad de género y de la diferencia de poder en
las relaciones laborales, las mujeres tienen más dificultades para
negociar resoluciones de conflicto en el ámbito laboral.
- Que
la violencia de género, producto de la desigualdad de género, es un
importante factor de vulnerabilidad de las mujeres respecto a el Síndrome
de Burnout.
- Que
podemos afirmar que la población afectada por el Síndrome de Burnout, es cada día más numeroso, más extenso y
tiene rostro de mujer.
BURNOUT RECONOCIDO COMO ENFERMEDAD LABORAL:
La Cámara Laboral de San Carlos de Bariloche
reconoció en mayo de 2008 al "síndrome de desgaste profesional"
sufrido por una psicóloga que trabajó durante 18 años en el departamento de
sanidad de la Policía de Río Negro, como una "enfermedad-accidente de
trabajo".
La psicóloga, se desempeñaba en la Oficina Tutelar
ocupándose de temas de abuso sexual y violencia familiar, además de la salud
ocupacional y exámenes de ingreso del personal policial. Durante años recibió
amenazas por su desempeño y presento alteraciones del estado de ánimo con
sintomatología depresiva por lo que se le otorgó licencia médica.
La Obra Social y la ART rechazaron toda
responsabilidad porque la patología no estaba incluida en el listado de
enfermedades profesionales. "La patología denunciada no se encontraba
incluida dentro del listado de enfermedades profesionales elaborados por el
Poder Ejecutivo, por otra parte, no pueden descartarse en su producción la
incidencia de factores ajenos al trabajo o atribuibles al trabajador, tales
como la predisposición o labilidad a contraer determinada dolencia”. El juez de
la Cámara, Juan Lagomarsino, explicó que "la enfermedad está tipificada y
en la causa aparece claramente porque la mujer es psicóloga de la Policía
(...), se ha estudiado en profesionales de la salud, los médicos son los
primeros en dar cuenta de este tipo padecimiento, afectan a los profesionales
de servicio, quienes trabajan con gente, con conflictos, y normalmente le pasa
a la gente responsable". Por otra parte, el perito interviniente ha establecido,
que las condiciones laborales fueron la causa eficiente que produjo la
enfermedad padecida por la profesional, quitando peso a la predisposición que
pudiera tener la persona. “Ninguna incidencia tiene la existencia de una
predisposición del organismo porque esa es la condición de toda enfermedad,
ninguna se produce sin una predisposición o labilidad que la habilite. Si no
fuese así, todos padeceríamos siempre, irremisiblemente, las mismas
enfermedades profesionales, frente a las mismas circunstancias objetivas que
afectan la salud.”
A partir de todo este análisis se decidió ordenar
a la ART el reconocimiento del accidente en los términos de ley de riesgos de
trabajo al “síndrome de desgaste profesional”, y por ende, hacerse cargo de la
cobertura médica.
No caben dudas que la particular resolución de
este caso implica un adelanto significativo, sentando precedentes de
importancia para futuras resoluciones en casos similares, tanto a nivel
provincial e incluso nacional.
Por otro lado, y no menos importante, representa
el reconocimiento del daño que esta patología puede causar, hasta el punto de
provocar en la persona una incapacidad laboral.
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